Interesante análisis de Ramón Lobo del cambio de generales que Obama realiza en Irak y Afganistán, con el trasfondo de esas guerras no oficiales y la figura de Petraeus como un general tan efectivo como inhabitual. Cambio de generales, no de política
«Petraeus se aprovechó de la hartura de las tribus suníes de la provincia de Al Anbar. Criticaban a los radicales los atentados indiscriminados en los que morían civiles. También hubo asuntos de honor cuando algunos de los yihadistas exigían casarse con las hijas de los jefes tribales.
El general se apoyó en un incipiente movimiento llamado El despertar (luego transformado en los Hijos de Irak); armó y pagó a las tribus y a los insurgentes suníes para que lucharan contra el movimiento de Al Qaeda en Irak. Muchos de esos milicianos habían matado soldados estadounidenses en atentados. Prevaleció la inteligencia al corazón.
Al ser nombrado máximo jefe militar en Irak, en enero de 2007, el experto en contrainsurgencia llamado Petraeus logró un significativo aumento de tropas (George Bush le envió 30.000) para concentrarlos en Bagdad, donde quería dar la batalla. Su plan era asegurar la capital, evitar los grandes atentados, vencer la guerra mediática y de propaganda y ganar así la percepción de la gente. La gente le creyó y la situación dio un giro.»