La mayoría de los suplementos literarios se dedica a publicitar novedades, ha perdido el rumbo. Un suplemento ha de divulgar lo que no se ha publicado, lo que se publicó de forma minoritaria y vale la pena leer, lo que debería reeditarse. El suplemento como guía del lector, no del consumidor. Algunos todavía funcionan, como el de El País, de Montevideo. Esta vez incluye un artículo de
Ariel Dilon sobre
Arno Schmitt, potente y exigente escritor de la posguerra alemana. “Su empecinada experimentación formal, la violencia de su mensaje y su figura de escritor huraño y críptico hacen de Schmidt un secreto a voces. ”
Pesimista con genio.