Murió Saramago. Yo me enteré hace muy poco de que era un escritor pesimista. Creo que ha sido un grande, y seguro si tenemos en cuenta la multitudinaria reacción ante su muerte. Jesús Gómez nos deja lo que será ya siempre su pequeño recuerdo de Saramago.
«Con esto no insinúo que mi memoria asocie el Ensayo sobre la ceguera con dos que viajan juntos; ni siquiera con la propia Lisboa, por mucho que me guste y a pesar de que cite imágenes concretas de la capital portuguesa: si lo hubiera leído en Córdoba, en Cádiz o en mi ciudad, Madrid, que es donde he leído todos los libros de Saramago menos uno, habría una calle y una vista que sustituirían a la calle y al puente, pero la sensación sería la misma y la mañana de agosto, también. Espacios abiertos, por temibles que fueran. Manos libres con o sin equipaje. Otro principio. Y hasta el libro es circunstancial; sólo lo menciono porque fue ése y no El evangelio según Jesucristo, La balsa de piedra o El año de la muerte de Ricardo Reis.»