Jordi Corominas y Julián charla con Jorge Herralde, fundador y gran jefe de la editorial Anagrama, una de las editoriales con mejor catálogo en España y Latinoamérica. Diálogo con Jorge Herralde.
« Durante estos primeros años de la editorial existió un núcleo muy fuerte que compartía tus intereses político-literarios.
Exacto. Había menos lectores de lo que la leyenda pueda pensar, pero sí que había un núcleo de lo que los franceses llaman lectores fuertes, es decir lectores que leían todo de determinadas editoriales, que no eran tantísimos. Había también librerías resistentes como Cinc d’oros, y luego hubieron una serie de editores, aparecidos desde inicios de los sesenta hasta el sesenta y nueve, de los que yo era de los más jóvenes junto a Tusquets y Barral Editores. Decidimos montar una distribuidora común que se llamaba Distribuciones de Enlace. Por una parte había toda la vanguardia literaria y artística, así como todo el progresismo político desde la socialdemocracia o la democracia cristiana de izquierda, representada por Cuadernos para el diálogo, o con Alfonso Comín en Laia con el Eurocomunismo y los diálogos entre el catolicismo y el marxismo, con Castellet y el marximo y el catalanismo…
Era el mosaico de opiniones progresistas de la época.
Abarcaba todo el abanico. Fue una experiencia muy estimulante que duró bastante años. Los vendedores de Enlace eran guerrilleros o iluminados. Primaba la parte vocacional. Al mismo tiempo teníamos el confort del enemigo común e indiscutible que era el franquismo. Luego todo esto se vio afectado por el llamado desencanto. Muchos autores, revistas y editoriales vieron decaer el interés por sus publicaciones. Se forjaron una serie de ilusiones y esperanzas que no se produjeron, y entonces mucha gente se fue a la India o a la heroína o, en otros casos, se dedicaron a la política»