Andrés S. Braun sobre Yoshihiro Tatsumi, El padre del ‘manga’ para adultos.
«Antes de eso, Tatsumi se había pasado años buscando la manera de introducir en sus tebeos patrones narrativos procedentes de las lecturas que devoraba con fruición —desde El conde de Montecristo hasta las novelas policiacas de Mickey Spillane— y ante todo de su pasión por el cine. “Adoraba sobre todo el cine europeo por encima del de Hollywood y sus finales felices. Una de las películas que más me marcó fue la francesa Des gens sans importance (1956), de Henri Verneuil. Salí del cine pensando: quiero hacer algo así en manga; un cómic donde no hagan falta diálogos para expresar algo”. Esos influjos le llevaron a introducir encuadres propios del séptimo arte, a diseñar con mimo los escenarios, a componer novedosas puestas en página o a dibujar viñetas o incluso páginas enteras sin diálogos. Del cine europeo también pareció heredar su gusto por los finales abruptos que aparecen en la mayoría de las historias cortas que han compilado en España La Cúpula y Ponent Mon. “Nunca he querido dirigir al lector, me gusta que ponga de su parte, que complete el antes y el después de la historia”.»