Raúl Sohr explica las medidas que Nick Clegg quiere tomar para desmantelar varios proyectos de vigilancia y control de la población del anterior gobierno, y espeluzna ver hasta dónde se llega o se quiere llegar: Inglaterra: vade retro Gran Hermano.

«Una de las propuestas de Clegg es establecer una normativa que limite el empleo de CCTV. Así como prohibir a la policía y a otros servicios conservar ficheros de mails u otra mensajería a través de internet. Más concretamente, propone eliminar un proyecto con un costo de casi tres mil millones de dólares para el Ministerio del Interior, destinado a “modernizar las intercepciones”. En estos momentos, más de cinco mil personas están bajo vigilancia electrónica permanente por sospecha de asociación terrorista. Claro que en el Ministerio del Interior y en la policía afirman que no pueden realizar su trabajo en forma adecuada sin rastrear el internet. Clegg también propone eliminar las cédulas de identidad que los británicos nunca han tenido (los laboristas se aprestaban a introducirlas); eliminar los planes para exigir pasaportes con chips biométricos de segunda generación (que contienen un chip con más información y es más difícil extraerla para terceros); establecer mayores controles sobre los bancos de información sobre el ADN y en los cuales no deben incluirse a personas inocentes; ampliar los derechos a la libertad de expresión, limitando los alcances de las leyes sobre injuria, y remover las limitaciones al derecho de protesta pacífica.»