No sé si estoy muy de acuerdo con el punto de vista de José María Mateos, pero propone (y pone ejemplos) una divulgación científica espectacular, casi adaptada a la televisión basura para poder tener éxito entre el mismo público que ve mierda enlatada cada día: La ciencia no tiene tetas.
«“la ciencia no tiene tetas”. O, de otra forma: la manera en la que se hace la divulgación científica en televisión (incluso suponiendo que aceptemos pato, aunque sabemos que no lo es) es actualmente mala. O es un soberano tostón con un señor mayor que habla como si estuviese en coma (la frase la oí en el pub, pero no recuerdo a quién atribuírsela), son documentales de leones en La 2 estupendos para echarse la siesta, con más reposiciones a la espalda que los Simpson, o son producciones propias de una calidad ínfima.
Lo que me lleva al vídeo que abre el artículo: una persona que se deja el sentido del ridículo en el camarote y se dedica a explicar un determinado asunto. La capacidad que tenía Sagan para transmitir entusiasmo, más allá del concepto que se estuviese tratando, es lo que hacía que pudiese divulgar de la manera excepcional en la que lo hacía.
Obviamente, hay un problema: Sagan lleva cerca de 14 años muerto. A estas alturas de la partida lo que hay que hacer no es encontrar un reemplazo, que incluso dudo que funcionase en los tiempos que se manejan actualmente, sino aprovechar mejor algunos recursos que ya se tienen para introducirles algunos aspectos divulgativos que harían que fuesen más completos.»