Borja Ruiz habla de “la inversión de Peter”, un corolario al famoso Principio de Peter, que se refiere a ese momento en el que el medio ocupa el lugar del fin y viceversa; en este caso está aplicado en particular a las artes escénicas. El inverso de Peter.
«Un ejemplo florido de la inversión de Peter es el sistema educativo actual. Lo importante no es que el alumno aprenda y adquiera los conocimientos suficientes para ser competente en el oficio que ha escogido; lo verdaderamente relevante es ir liquidando exámenes hasta conseguir el ansiado papelito que acredite burocráticamente nuestro saber. Poco importa, mientras haya un certificado por medio que nos avale, si ese saber es un saber productivo y fértil contrastable en la práctica. Así se explica, sin ir más lejos, que haya tanto suicida no confeso con derecho a volante por las carreteras. Y es que para ganarse el permiso de conducir, lo trascendente no es domar la máquina con seguridad y coherencia, sino haber aprobado el examen de rigor y tener el papelito que lo demuestre. Como diría Peter, en este caso lo importante es el medio y no el fin. Y así nos va por las carreteras, donde ir en coche a la ciudad de al lado, puede ser el viaje más directo hacia el otro barrio.»