Piscitelli recoge las teorías convergentes en una: La era Gutenberg fue un paréntesis (casi oscuro) entre dos gigantescos periodos de oralidad, el anterior al Renacimiento y el que empieza ahora con internet: Post-Gutenberg es Pre-Gutenberg. Quinientos años de textualidad son suficientes.
«Porque endosar esta hipotesis llevaria a ver a Gutenberg con otros ojos. En vez de calificarlo como el revolucionario que invento a la epoca moderna (tesis que siempre compartimos de Elizabeth Eisenstein en The Printing Press as an Agent of Change) también podría haber sido (simultanea y concurrentemente) el contrarrevolucionario que interrumpió el arco mas amplio de la comunicación oral a estajo. Gracias a la red y al intento de convertir a Gutenberg en un mero paréntesis (¿que son 500 años en una historia filogenetica que tiene al menos 100.000 años?), la oralidad volvería a convertirse en el oxígeno cultural pervasivo que siempre tuvo antes de su emergencia a mediados del siglo XV, y la mayoria de las interacciones humanas volverían a su estado liquido de conversaciones, chimentos y rumores, y reivindicación de lo efímero, estos tres elementos definitorios de nuestra cultura de la remediación interneteana actual.
¿Y si la verdad en si misma no está contenida en el texto?
Si hoy, ademas de pensar esa alternativa, podemos reinventar esa sensibilidad oral perdida, ello se debe a que la teoría incorporada como es la que viene incluida en la iPad, podria ser la punta de lanza para cerrar este parentesis gutenberguiano.
Una de las personas que mas se ha movido en esta direccion ha sido justamente Thomas Pettitt de the University of Southern Denmark, quien ha tenido el saludable descaro de discutir a fondo las implicancias culturales del libro como objeto intelectual, y muy especialmente la curiosa y sorprendente idea de que la verdad en si misma puede estar contenida en el texto.»