Jorge Gómez Jiménez escribe una apasionada invitación a que vean, si todavía no la han visto, la serie británica Doctor Who, un alarde de fantasía, ciencia ficción y humor. Truman Capote en Doctor Who.
«Todo ese texto introductorio es para invitarlos a ver Amy’s Choice, el más reciente episodio, emitido este sábado 15. Cada cierto tiempo, Doctor Who emite eso que en el argot de las series de televisión se suele llamar un capítulo autoconclusivo. Esto no es más que un capítulo que puedes disfrutar y entender sin necesidad de que hayas seguido toda la serie. Amy’s Choice es uno de estos capítulos, como lo fueron en 2007 otros dos de mucho éxito: Blink y el especial de navidad (cada año se emite uno de estos especiales) titulado Voyage of the Damned.
Amy’s Choice es un cuento que mete en un mismo saco los viajes en el tiempo, los sueños, la definición de realidad y la oscuridad implícita en un personaje que tiene más de novecientos años y ha destruido razas enteras. No les quiero contar mucho, les daré sólo lo básico: el Doctor y sus amigos, la pareja conformada por Amy Pond y su prometido Rory, son obligados por el Señor del Sueño a escoger entre dos realidades alternas, una de las cuales es un sueño. La “elección” que le da título al episodio tiene dos desventajas: la primera es que ambas realidades parecen ser la realidad real; la segunda, que el acto de escoger una de ambas realidades se hará efectivo sólo a través de la muerte de los tres en esa realidad. Si mueren en el sueño no pasa nada; si mueren en la realidad, bueno, se mueren.»