Francisco Frechoso estuvo en la celebración del 1 de mayo en Madrid y se quedó con un sabor amargo en la boca al comprobar que protestas, lo que se dice protestas, muchas no había. Los parados no están para manifestaciones.
«Mientras avanzo, escucho corear estas dos palabras a diferentes colectivos. “Aquí hace falta ya una huelga, una huelga…”, canta un grupo de jóvenes comunistas. Veo abundantes pancartas de organizaciones de inmigrantes. Una de ellas pone la nota ¿exótica? con un grupo africano que baila al son de los tambores. Veo al colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid, a los que no recuerdo de convocatorias anteriores, veo a compañeros de profesión (“No a las externalizaciones en Prisa”, “Contra la manipulación en Telemadrid”)… y veo demasiados claros. Esto pinta mal.
Subo por Alcalá sin dificultad. A la altura de Sevilla me detengo ante una gran cartelón: “Rothschild puede comprar 769.000 veces la deuda de Grecia y le sobrarían….”. Un hombre vocifera debajo, megáfono en mano: “Unos dicen que fue ETA, otros que fue Al Qaeda, pero están equivocados. El 11-M lo organizó Galio, el Ejército secreto de la OTAN”. Otro me regala un periódico, El jaque mate. Sacudo la cabeza ostensiblemente, doy la gracias y sigo hacia la Puerta del Sol.»