Ser escritor muchas veces es vivir en una tierra de nadie en la que se malvive la mayor parte del tiempo, a la espera de ser “alguien”, sea lo que sea eso. Habla Jorge Gómez Jiménez. Quiero ser un escritor famoso.
«Dado que la literatura no es una carrera formal en la que, tras años de servicio o méritos profesionales, se pueda ascender hacia un rango definido, hemos adoptado ciertas convenciones basadas principalmente en calificaciones subjetivas sobre la relación entre el trabajo del sujeto, los beneficios que le produce y la incidencia que tiene sobre su entorno. Así, un escalafón de juguete, pero escalafón al fin, concede al menos la existencia de dos rangos: el escritor novel y el escritor consagrado. No hay una manera de definir con exactitud cuándo se deja de ser novel para acceder a esa categoría, la de consagrado, en la que se te rinde pleitesía y leen tus libros en la escuela. Un escritor en sus cuarenta, que haya publicado diez libros pero no goce de las mieles del éxito, ¿es novel o consagrado? Ya novel no será, pues se supone que lleva años haciendo lo que lo define como escritor. Pero tampoco es consagrado, porque nadie lo conoce.»