Con demasiada frecuencia nos asaltan todavía noticias sobre el abuso de poder desde la puritita testosterona; como la que nos cuenta
Juan José Millás: “Un teniente de la Infantería de Marina llamó una noche a una soldado que estaba a sus órdenes y la ordenó desnudarse delante de él para hacerle la prueba del frío, sin la cual, dijo, no obtendría nunca la boina, que debe ser algo así como el título”... que no es aislada, como tampoco lo es la complacencia y frivolización de los hechos, cuando se justifican
Por amor. ¡Qué todavía haya que aguantar a estos especímenes!