“La ONU terminó por morir. Todos sabíamos que había sido enfermiza desde su nacimiento, pero siempre se exageró su inminente deceso”.
Paul Harris envía
Un beso de despedida a la ONU , al tiempo que recuerda los diferentes y absurdos porqués de la misma: “Todavía operamos exclusivamente en función del interés propio y de la codicia; todavía permitimos que nuestros dirigentes cargados de testosterona sacrifiquen las vidas y el bienestar de todos los demás a su gusto; gente en todo el mundo se sigue negando a deponer las armas, a arremangarse y a tratar de convertirlo en un sitio mejor para todos”.
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“Así que tal vez sea una muerte que debería haber ocurrido hace tiempo”