Tomás Eloy Martínez habla de una España solidaria, moderna y contenta que, creo yo, no se corresponde demasiado con la realidad. Y en esa España ubica
El pozo de arena donde sufren los inmigrantes llegados de latinoamérica: ” Desde el rey hasta los alcaldes de los municipios menores, no hay español con responsabilidades de gobierno que no sea consciente de ese infortunio global y haga lo que puede para remediarlo. Entre los empresarios se advierten más resistencias, y no falta quien habla de “las incomodidades” que crean los menesterosos, pero hay que tener el corazón de piedra para no sentir compasión ante los desastres que han ido dejando la aplicación servil y a ciegas de las recetas del Fondo Monetario Internacional y la estela de corrupción que fermentó al amparo de esas políticas.”