Físicamente no es imposible, y de hecho le sucedió a Grahame Donald en 1917: caerse de un avión en vuelo y volver a encontrarse con él más abajo. Nos lo cuenta Guillermo en El piloto que cayó desde su avión… y mientras caía, volvió a subirse en él.
«En una brusca maniobra, Grahame puso el avión boca abajo (B), con tan mala fortuna que en ese instante se le rompió la correa de seguridad, precipitándose al vacío…
Pero mientras Grahame caía, el avión también comenzó a descender y, extrañamente, completó un amplio rizo o “loop”.»