Más de un centenar de personas se ocupa a diario de la clasificación y digitalización del ingente archivo histórico de la policía nacional de Guatemala, 80 millones de documentos que testimonian sus casi cuatro décadas de guerra en la segunda mitad del siglo XX. Lo cuenta Alesia Martínez. Archivo de un genocidio.
«“Cuando llegamos aquí la documentación se encontraba en un estado lamentable, consecuencia de un abandono absoluto”, explica Alberto Fuentes, uno de los coordinadores del proyecto. “Por eso añade nos vimos obligados a dejar en un segundo plano de prioridades nuestras ansias de investigación para enfrentar tres problemas principales que amenazaban la conservación del archivo: la seguridad, la humedad y la proliferación de plagas”. Recorriendo los pasillos de las instalaciones cualquiera se da cuenta de que el trabajo durante los últimos años no ha debido de ser sencillo.
Rescatar una documentación maltrecha, despojándola del polvo, de metales, de hongos y de arrugas, para detener el proceso de deterioro en el que se encontraba. Organizar archivísticamente una cantidad ingente de datos, separándolos por años y por cada una de las organizaciones que componían el cuerpo de la PN. Iniciar la investigación para poder empezar a sondear las informaciones relevantes y deducir patrones de actuación, cadenas de mando (de responsabilidades), así como conocer mejor la evolución histórica de las estructuras policiales. Por último, la digitalización, siendo fundamental asegurar la preservación de la información el mayor tiempo posible y lograr así un fin último: facilitar la información.»