Los chicos de La periódica revisión dominical nos traen traducidas al castellano Tres cartas de Bukowski, ejemplos excelentes de la visceralidad frontal y descarnada del autor norteamericano.
«Bueno, me ayuda, a veces, recibir una carta como la suya. Con esta van dos. Un joven de San Francisco me escribió que algún día escribirían libros sobre mí, si eso fuese de ayuda. Bueno, no estoy buscando ayuda ni tampoco elogios, y no estoy tratando de hacerme el duro. Pero tenía un juego que solía jugar conmigo, un juego llamado Isla Desierta, y mientras estaba tirado ahí en la cárcel o en clase de arte o yendo a la ventana de diez dólares en las carreras, me preguntaba, Bukowski, si estuvieras solo en una isla desierta, para nunca ser encontrado, excepto por los pájaros y por los gusanos, ¿tomarías una rama y arañarías palabras en la arena? Tuve que decir “no”, y por un tiempo esto solucionó muchas cosas y me dejó seguir adelante y hacer muchas cosas que no quería hacer, y me alejó de la máquina de escribir y me puso en la sala de beneficencia del hospital del pueblo, con la sangre saliendo de mis orejas y de mi boca y de mi culo, y ellos esperaban que me muriera, pero no pasó nada. Y cuando salí me pregunté, de nuevo, Bukowski, si estuvieras en una isla desierta y etc.; y sabés qué, supongo que fue porque la sangre había abandonado mi cerebro, o algo así, que dije, SÍ, sí, lo haría. Agarrarría una rama y arañaría palabras en la arena. Bueno, esto solucionó mucho porque me permitió seguir y hacer las cosas, todas las cosas que no quería hacer, y también me dejó tener la máquina de escribir; y desde que me dijeron que otro trago me matararía, ahora lo mantengo en siete litros y medio de cerveza por día.»