Tras la Guerra Civil española miles de niños fueron arrebatados a sus madres prisioneras como método de prevención y salvación frente al mal rojo. Todavía hoy los raptores siguen impunes y las nuevas generaciones apenas tienen noticia del suceso. Vicente Romero, Los 10.000 niños que robó Franco.
«Durante una larga sobremesa en casa de Baltasar Garzón, conversando sobre los imprescriptibles crímenes que reflejó en su frustrado auto contra el franquismo, Eduardo Galeano mostraba su asombro al oírnos hablar de ‘miles de niños arrebatados a sus madres en las cárceles’. Porque en el Cono Sur siempre se cita como modelo de barbarie de sus dictaduras al decreto nazi de noche y niebla, pero la metodología de los militares argentinos y uruguayos tiene un antecedente mucho más próximo en la posguerra española.
Garzón citó algunos datos expuestos por el historiador Ricard Vinyes: a comienzos de los años cuarenta, cuando en España había 280.000 presos políticos, los hijos de las prisioneras no eran inscritos en los libros de registro. No quedaban huellas de su origen y, además, una ley permitía cambiar los apellidos de las criaturas de personas desafectas al Régimen.»