Isaac Rosa lo dice alto y claro: centrarse en si el celibato es el problema que tiene la iglesia y el causante de los casos de pedrastia que salen día sí y día también es mirar el dedo que señala la luna. El problema no es el celibato.
«Los expertos que estos días opinan en los medios señalan que el celibato no es causa de pederastia, pero que sí es posible que el pederasta elija ser célibe, opte por el sacerdocio. Lo haría por esa querencia de los pedófilos de estar cerca de los niños (que les lleva con frecuencia a ser monitores de campamento), pero sobre todo por la impunidad de que gozan en el seno de la iglesia.
Y ése es el verdadero debate: la protección que la jerarquía católica ha brindado a sus ovejas negras durante años, y que aún dura, visto que el Papa considera “habladurías” las acusaciones. El debate sobre celibato sí, celibato no, me parece una maniobra de distracción, una forma de desviar la atención para que no nos fijemos en el verdadero problema: el atractivo que para un pederasta tiene ingresar en sus filas, pues sabe que si le pillan no le va a salir tan caro como a un monitor de campamento.»