No me interesan mucho las conclusiones que saca Patricio Araya Arenas en su artículo Saqueo versus cultura cívica, pero sí su planteamiento: la ola de saqueos, vandalismo y pillaje que siguió al terremoto en Chile, frente a su ausencia en sucesos similares en Japón.
«urante los últimos días se han planteado diversas soluciones posterremoto, con varias fórmulas posibles para la reconstrucción y la reactivación del país. La discusión ha girado en torno al ámbito económico, pero ha dejado a un lado otras variables de vital importancia para reconstituir una sociedad dañada. Los lugares más afectados por el sismo vivieron una situación que será difícil de subsanar sólo con la inyección de recursos. Los saqueos, la especulación, el vandalismo, el matonaje y el desorden han sorprendido a la ciudadanía, cuando lo esperable habría sido desarrollar conductas solidarias. ¿Cómo es posible retomar la vida vecinal cuando alguien vio a las personas de su barrio saqueando un local, la casa de otros o incluso la propia? ¿Existe “vida” vecinal? ¿De qué tipo? ¿Cuál es su calidad?
Buena parte de los objetos robados han sido bienes suntuarios. Esto se debe a tres factores: una educación escasa en valores sociales, una atávica desigualdad social y una historia político-social de impunidad que ha traído como consecuencia un debilitamiento del lazo social.»