Antoni Gutiérrez-Rubí expone sus razones para que los programas de telerealidad triunfen: El éxito de la realidad.
«1. La pantalla como ventana. Algunas propuestas ofrecen la posibilidad de vivir una experiencia de viaje como voyaeur, observar y mirar sin ser mirados. Satisfacen curiosidades más que facilitan información. Generan conocimientos básicos, aunque fragmentados, que permiten la conversación cotidiana, reafirman planteamientos propios muy cercanos al prejuicio o al cliché, provocando también deseo e interés. Es ver el mundo a través de una mirilla.
2. La realidad supera la ficción. El hiperrealismo muestra y expone la realidad sin filtros, sin la decodificación del periodista que se convierte así en facilitador más que en narrador o contextualizador. El hiperrealismo, también, es la clave del éxito de muchos de los videojuegos actuales, que utilizan el potencial de las nuevas tecnologías para forzar el efecto mimético y de realidad amplificada. No necesitamos desarrollar actividades abstractas o entender una vida extraña, ajena y diferente, sino que como indicaba Giovanni Sartori en “Homo Videns”, la primacía de la imagen, es decir, de lo visible sobre lo inteligible, lleva a comprender por visión e identificación.»