¿Recuerdan aquellos talleres sobre masturbación de la Junta de Extremadura? Pues Vargas Llosa retoma el tema ahora, pero lo enfrenta con calma y perspectiva: no ve él nada de lo que escandalizarse, aunque cree que sacar al sexo a la plaza pública no ayuda a una mejor vivencia de la sexualidad. El placer está en tus manos.
«Sacar el sexo de las alcobas para exhibirlo en la plaza pública es, paradójicamente, no liberalizarlo, sino regresarlo a los tiempos de la caverna, cuando las parejas no habían aprendido todavía a hacer el amor, sólo a copular y ayuntarse, como los monos y los perros. La supuesta liberación del sexo, uno de los rasgos más acusados de la modernidad en las sociedades occidentales, dentro de la cual se inscribe esta idea de dar clases de masturbación en las escuelas, quizá consiga abolir ciertas ideas falsas y estúpidas sobre el onanismo. En buena hora. Pero también contribuirá a asestar otra puñalada al erotismo y, acaso, a abolirlo. ¿Quién saldrá ganando? No los libertarios ni los libertinos, sino los puritanos y las iglesias. Y continuará el empobrecimiento y banalización del amor que caracteriza a nuestra época.»