En estos días se han fallado las primeras indemnizaciones a algunas de las víctimas de la taliomida, un medicamento recetado a las embarazadas en los sesenta y setenta y que provocaba malformaciones en los fetos. Sin embargo es complicado saber cuándo una persona con malformaciones es víctima de este caso. Lo cuenta María Luisa Martínez-Frías ¿Por qué es tan difícil identificar las malformaciones causadas por la talidomida?
«En relación con las causas, hoy sabemos que los defectos congénitos pueden deberse tanto a factores genéticos como ambientales, o a una combinación de ambos. Sin embargo, a pesar de los grandes avances científicos que se vienen produciendo, las causas por las que se producen esas anomalías del desarrollo embrionario y fetal, sólo se identifican en un 40-50% de los pacientes, siendo lo más frecuente que en el 60% de los casos no se conozcan.
Las dificultades para su identificación son muy variadas, pero entre ellas se ha de destacar que no existe especificidad causa-efecto. Así, un mismo defecto físico, psíquico, sensorial o funcional, puede ser producido por una gran variedad de causas genéticas y ambientales. Y también al contrario, un mismo agente (sea genético o ambiental) puede producir diferentes tipos de defectos en distintas personas. Por ejemplo, ciertas manifestaciones clásicas de la Talidomida, son clínicamente indistinguibles de algunos síndromes genéticos.»