Pues el acercamiento de John Tones a Alicia en el País de las Maravillas, la película de Tim Burton, es, por encima de cualquier otra cosa, una lección sobre el libro de Carroll, que se impone por aplastamiento a la adaptación cinematográfica.
«El problema de la película de Burton es que quiere adaptar a los cauces del cine mainstream (porque Burton es cine mainstream, como las comedias románticas de Jennifer Anniston o las secuelas de Saw, independientemente de nuestras preferencias) una obra literaria que desde su misma concepción es anárquica y amiga de la improvisación. No es de extrañar que cuando el propio Carroll intentó domar al País de las Maravillas le saliera una secuela, A través del espejo, que aún siendo magistral, carece de la capacidad para sorprender e inquietar de su precedente (y por ello no resulta nada raro que los mimbres argumentales de la película de Burton procedan de esa secuela especular, aunque por supuesto, prescindiendo de los juegos de reflejos, la imaginería filopagana y el ritmo ajedrecístico). De hecho, si se contemplan las mejores adaptaciones al cine de la obra de Carroll (digamos un par: la versión Disney de 1951 y la versión de 1988 de Jan Svankmajer), podemos calificarlas de películas, en cierto sentido, fallidas: arrítmicas, perturbadoras, con una estructura imprevisible… es decir, tan enloquecidas y sorprendentes como los libros de Carroll.»