El Colectivo Baltasar Gracián se pregunta ¿Por qué ahora un pacto educativo? Ni entienden el momento, ni lo que se apunta responde a un giro radical en la política educativa hacia la mayoría social y el reforzamiento de la enseñanza pública.
«El otro manido argumento para apremiar al pacto es el de garantizar la estabilidad del sistema educativo. Y aquí es preciso desmontar ciertas falacias al uso.En palabras de Alejandro Tiana, el Secretario de Estado para la Educación que pergeñó la LOE, en rigor, sólo ha habido a lo largo de los últimos treinta años dos leyes básicas: la LODE y la LOGSE. El resto de leyes se han reducido a continuar y desarrollar sus principios, sin querer obviar con ello el particular sesgo de cada gobierno en su interpretación e implantación.
En nuestra opinión, ambas leyes suponen un fraude a las expectativas democráticas levantadas tras la dictadura y se sitúan, siguiendo la orientación de organismos como la UE y la OCDE, en franca regresión con respecto a las conquistas logradas en los países más avanzados en la Postguerra. La LODE supuso la legalización de la doble red de enseñanza y la LOGSE una estructuración de todo el sistema educativo acorde con las exigencias “europeas”, es decir, con las corrientes neoliberales que dominaban y dominan el mundo “globalizado”: extensión de la educación obligatoria hasta los 16 años (edad laboral) desvirtuada con un menor nivel de exigencia y, por consiguiente, de formación; regulación del flujo de alumnos para adaptarlo a las “necesidades económicas”, es decir, la restricción del acceso a los niveles superiores y la desviación del flujo de alumnos hacia la FP (a lo que denominan dignificación de la misma); retroceso en la responsabilidad del Estado en cuanto a derechos y a financiación; liberalización (es decir, privatización) de la educación, como del resto de los servicios públicos, alentando una mayor desigualdad tanto en la oferta como en la demanda.»