Lean, por favor, porque es de esas cosas que todos solemos pasar por alto, u olvidarlo: tendemos a obviar (y por lo tanto callar) que buena parte de la población española vive en situación precaria. ¿Primer mundo? Puede, a costa de un buen porcentaje: Un país avanzado, de Jesús Gómez Gutiérrez.
«sta semana se ha conocido un estudio de la FRAVM sobre el efecto de la crisis en los barrios madrileños; pobreza, marginalidad y desempleo crecientes con los nombres de toda la vida, desde Villaverde y Vallecas hasta Carabanchel y Lavapiés. Las políticas neoliberales nos han hecho retroceder treinta años; y como eso no basta, la derecha se ha embarcado en un proceso de destrucción sistemática de los derechos sociales. No hay dinero para los barrios pobres. No hay dinero para servicios de ningún tipo. Si pudieran, Aguirre y Gallardón desmontarían hasta las conducciones de agua y el alcantarillado; es decir, lo que queda después de ahogar todo lo público en transporte, universidades y sanidad. Pero achacar a la derecha la responsabilidad exclusiva del asunto sería bastante descortés; ese modelo tiene otros padres, incluso descontando la extravagancia de un Estado presuntamente federal que permite hacer lo que les venga en gana a ayuntamientos y comunidades autónomas.»