Es interesante el recordatorio que hace Jorge Carrillo Olea de El arte de la guerra, aplicándolo a la ofensiva contra el crimen organizado del gobierno mexicano, y señalando un principio fundamental del ensayo chino: la necesidad de contar con el apoyo popular para emprender una guerra.
«Trasladado esto a las realidades de nuestro tiempo, significa la necesidad imperiosa de hacer lo necesario para que pueblo y gobierno unidos y solidarios actúen contra el enemigo común, en nuestro caso el crimen organizado. No fue así, Calderón y sus aguerridos se fueron por la libre y de ello estamos sufriendo las consecuencias.
¿El resultado? El Presidente tiene abiertos dos frentes y ambos, crimen y ánimo social, manejándose a la ofensiva con particular poderío, que cada uno ejerce de acuerdo a su naturaleza. El primero, que es obvio, es la articulación criminal, que toma forma en las bandas de narcotraficantes, pero también en autores de transgresiones comunes de las leyes penales; el segundo, menos claro para algunas personas, es el ánimo adverso y creciente que se ha formado en todos los niveles de la sociedad sobre la gestión presidencial.»