Elogio de la LOGSE. Reivindica Joselu una ley pragmática, que se deja de cultura y conocimiento y educa para el mercado. Todo irónico, claro.
«Nuestro sistema educativo debe ser eficaz, no generar individuos rebeldes y sí productivos que ansíen el progreso individual que es garantía del progreso general. Deben buscar legítimamente enriquecerse. Ello es una garantía de libertad. No hace falta ni es deseable un sistema de educación en contradicción con nuestra filosofía liberal. El ser humano moderno no necesita de la excelencia –tan sospechosa por otra parte-, ni debe sacralizar el conocimiento en abstracto, tan inútil en cuanto tal, para convertirse en consumidor responsable. Necesitamos ciudadanos flexibles que sepan adaptarse a las necesidades del mercado, a los cambios y transformaciones ideológicos que están sufriendo nuestras dinámicas sociedades para entender la esencia del siglo XXI. Nuestro mundo está en trance de experimentar mutaciones formidables. No hacen falta individuos marcados por el pasado ni por el exceso de la llamada cultura. El sistema educativo debe crear individuos que administren unas competencias básicas, tolerantes, que sean capaces de cooperar, que sepan aprender por sí mismos sin excesiva necesidad de un profesor que crea tener las llaves del saber y tienen que incorporarse al mundo tecnológico sin hacerse demasiadas preguntas que sabemos que no tienen respuesta. El conocimiento añade dolor. Y necesitamos ciudadanos conscientes de sus valores que no sufran demasiado. El consumo satisface y calma nuestras ondas de tristeza, y si esto falla, tenemos la industria química que produce sustancias que nos aligeran de nuestro malestar vital.»