Andrés Azócar sale al paso de las críticas de amarillismo que han recibido las televisiones chilenas en su tratamiento del terremoto de hace unos días, y defiende su valor como trasmisores de la auténtica situación del país, cosa que las autoridades aún no habían hecho. El terremoto de la TV.
«Podemos sin duda exigir respeto, un trabajo serio y nada de efectismo… responsabilidad a nuestros canales de TV. Seguro, pero no dejemos de observar el contexto y la importancia que ha tenido la TV en esta catástrofe y en otras. Sin la TV nadie se hubiera enterado de lo que sucedía en el sitio a Sarajevo o la catástrofe de Darfur o incluso de la muerte de los Cisnes de cuello Negro en Valdivia. O que una ciudad como Concepción estaba en el caos y que Constitución estaba por los suelos. Sin la TV, quizás la lentitud del gobierno hubiera sido mayor no sabríamos del drama de miles de chilenos que, como todos sabes, no tiene cuenta en Twitter y probablemente ni siquiera saben que existe. Ahora, muchos dirán que fue la presión de las redes sociales o la repentina sensatez de los editores, que la TV haya comenzado a hacer un giro a la ayuda directa a la gente. Pero no es así, es el ritmo natural de los acontecimientos.»