Asegura Alberto Ucelay Urech, en un extenso análisis, que Hamás se encuentra en un punto de inflexión, una crisis interna de la que tiene que salir perfilado el futuro de esta organización vital para el desarrollo de los acontecimientos en Oriente Medio: Hamás en la encrucijada.
«Desde mediados de la presente década, Hamás ha perdido a su fundador y dirigente histórico, el jeque Ahmad Yassin, ha comenzado a negociar su incorporación a la Organización de Liberación de Palestina (OLP), el movimiento de liberación nacional reconocido por la comunidad internacional como representante legítimo del pueblo palestino, y ha empezado a participar –-con excelentes resultados-– en los procesos electorales de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el proto-Estado palestino creado por los Acuerdos de Oslo entre Israel y la OLP. Pero, por otro lado, sus relaciones con Israel siguen basadas en el empleo de la fuerza. El secuestro del soldado israelí Gilad Shalit, pocos meses después de la victoria electoral que llevó a los islamistas al gobierno, y espirales crecientes de violencia en Gaza, han enfrentado a Hamás tanto con el ejército israelí como con otras facciones palestinas. Como resultado de todos estos procesos, y quizá sin que el movimiento se lo propusiera expresamente, Hamás se encuentra a finales de esta década controlando la Franja de Gaza, pero bajo un régimen de ocupación y bloqueo, aislada del resto de Palestina y de la comunidad internacional.»