Nikola Tesla fue un genio de la ciencia, al que la convergencia de diversos factores relegó a un rincón de la historia, y sólo ahora empiezan a reconocerse sus méritos: Nikola Tesla, ni médium ni mago ni extraterrestre, por Antonio Martínez Ron.
«La figura de Nikola Tesla fue maltratada por algunos de sus contemporáneos (que robaron sus patentes) y olvidada injustamente por las generaciones posteriores. Lo que sobrevivió estaba envuelto en el misterio y la mixtificación (conexiones marcianas o “rayos de la muerte” capaces de quemar vastas extensiones de la tundra). Tantas décadas después, Tesla está reclamando un análisis distanciado y objetivo sobre lo que realmente logró y lo que solo fue un producto de su imaginación. Un relato capaz de separar el grano de la paja, los apabullantes logros de un inventor sin precedentes y los frutos de su imaginación desbordante y a veces disparatada.
Ese Tesla humano y equivocado, el defensor de la eugenesia, el que pretendía demostrar que la teoría de Einstein era errónea, también se asoma en las páginas del libro. Aunque se intenten minimizar sus desaciertos con la vaga excusa de que se trata del “otro Tesla”, ese anciano que paseaba por los parques de Nueva York alimentando a las palomas, ese viejo arruinado con su maleta capaz de destruir el mundo, es tan real como el genio obsesionado con conducir energía por el aire.»