Me ha gustado y enternecido esta apasionada defensa que hace Javier Márquez de la música española y cómo cuenta su hartazgo ante esa especie de contra-chovinismo que hace que tantos den por sentado que siempre “lo de fuera es mejor”. De lo perdido y otras coplas.

«Parece mentira que sigamos arrastrando de ese mal sueño pesadilla diría mejor que duró cuarenta años, esa especie de vergüenza o de manía irracional hacia lo tradicional español. Que se lo digan al pobre de Carlos Cano, que un día se plantó y dijo que una cosa era que los fascistas le hubieran robado a media España la libertad o incluso la vida, y otra muy distinta era que se apropiasen de géneros de expresión popular como la copla o el flamenco, sin mediar batalla en contra. Y así, con dos narices, se dedicó a componer y a grabar copla, y lo pintaron de maricón y reaccionario pa’arriba. Y ahora resulta que la copla, con pianos y arreglos modernos, es algo sofisticado. Pero así era Carlos, con un corazón tan grande que le reventó en el pecho.»