Parece que el plan de Obama de reducir el poder de la banca estadounidense (o al menos de cambiar sus reglas) está levantando ampollas. El caso es que El País, quizás por miedo a lo que pueda venir, lo tacha por un lado de populista y por otro dice que renuncia a impulsar sus proyectos. Explican la boutade Josu Mezo en Obama ha tirado la toalla y Pierre Nodoyuna en Oda a la estupidez en El País.
«El Giro Populista (G.P.) consiste, según nos explica el tal Antonio Caño, en que “ha recurrido a medidas de fácil respaldo popular, como la reforma para limitar las actividades de riesgo de los bancos […] un presidente sin corbata, precipitadamente encanecido y armado de un nuevo repertorio populista, prometió que no descansará “hasta conseguir puestos de trabajo para todos”. Habráse visto. Sin corbata, en Ohio, prometiendo atar en corto a los bancos y prometiendo puestos de trabajo. ¿Seguro que era Obama? ¿No será Hugo Chávez? ¿O Raúl Castro? ¿Quizá El Dioni?
Lo que propone Obama, así en dos líneas, es prohibir que los bancos comerciales, los que captan depósitos y cuentan con generosas redes de seguridad (que pagan los currelas Ohio) que impiden que quiebren se dediquen a inversiones de riesgo que puedan poner en peligro su solvencia. Menudo rojerío anda suelto por Washington, En fin. Lamentable época esta en la que nos ha tocado vivir, en la que cuando el presidente de Estados Unidos toma la decisión más importante de su mandato, cuando la política inicia un giro inevitable desde la quiebra de Lehman y que no es exagerado comparar con algunas de las normas que aprobó Roosevelt en 1933, viene un señor de El País y nos dice que es populista. Ah, y que no lleva corbata.»