Margot Molina nos enseña el lamentable estado en el que se encuentran muchas de las obras de arte que fueron creadas para la Expo 92 de Sevilla y que ahora se encuentran en una situación de completo abandono. En Sevilla reina el arte… de la desidia#.
«La que corrió peor suerte fue, sin duda, Edificio para un vacío, una torre de base elíptica de 15 metros de alto y 10 de ancho que firmaban el angloindio Anish Kapoor y el británico David Connor. Kapoor es uno de los artistas más cotizados en la actualidad, con obras como la escultura del Millennium Park de Chicago, una pieza de acero inoxidable de 110 toneladas bautizada como The bean (La judía) y que es ya el emblema de la ciudad.
Fernando Francés, director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, donde pudo verse una gran exposición de Kapoor en 2006, calcula que la torre que se derribó, y a la que podía entrar el público, costaría ahora unos 10 millones de euros.
“La torre era de ladrillo y no se podía mover, estaba en una zona necesaria para el desarrollo del proyecto y se demolió, como también se demolieron muchos pabellones autonómicos alrededor del lago de España”, explica Antonio Peláez, director general del parque de atracciones Isla Mágica.»
2010-01-22 22:14
Macho, no nos van a dejar volver, a este paso… :P
Lo que pasó tras la Expo fue de traca, y creo que en esto coinciden la mayoría de sevillanos. Dejando aparte las diversas “mordidas” entre administraciones y el caos organizativo que supuso que varias sociedades a la vez (estatales, municipales y privadas) gestionaran el legado del 92, el gran problema que tuvo La Cartuja es que cuando la Expo cerró sus puertas, no había casi nada decidido sobre qué hacer con todo lo que allí había. En su mayor parte dejaron simplemente que se pudriera . La Escuela de Ingenieros tardó varios años más en acabarse de lo que prometieron y, cuando se abrió, fue también durante varios años un edificio aislado de la ciudad, salvo por una línea de bus. Hay, por cierto, varias vías que tienen todavía la misma calzada que entonces… la última vez que pasé por allí, hace varias semanas, había una auténtica piscina en una calle por la que ningún coche se atrevía a entrar. Y lo del Jardín del Guadalquivir, que podría haber sido el cuarto gran parque urbano, ya ves cómo se fue dejando hasta que casi se perdió por completo.
Poquito a poco van limpiando, abriendo calles, adecentando lo salvable e intentando dar de nuevo un aspecto de habitabilidad a la zona donde no hay empresas. Pero yo me pregunto… han pasado veinte años, ¿no hubo tiempo de sobra para evitar este desastre? ¿Acaso esperaban otra Expo que les ayudase a tapar su indolencia?