Ayer nos dejó Eric Rohmer, el más sutil y delicado de todos los directores de la nouvelle vague francesa y uno de los que mejor filmó el verano en el cine. Alvy Singer lo recuerda. Eric Rohmer (1920-2010).
«Días de una Cámara, la memoir de Néstor Almendros, atestigua el trabajo experimental de Rohmer y cuenta una anécdota sobre su modo de trabajar: nunca planificaba y pasaba medio día meditando el guión y las escenas. Al regresar, podían rodar y solía tenerlo claro. De todos esos experimentos con Almendros dos son particularmente envidiables: el blanco y negro cosido con luces naturales de Ma Nuit Chez Maud (historia de amor, entendiendo el amor a la manera de Pascal) y la deconstrucción de las representaciones habituales del pasado medieval con Perceval Le Gallois. Almendros fue el operador de una película en apariencia liviana, pero perfecta, como Pauline à la plage (1983) mi favorita de él durante mucho tiempo, capaz de sintetizar sus virtudes anteriores y revelar a un irónico observador del deseo que llegaría a la devastación (veáse el final de Le rayon vert).»