La CIA, engañada en Medio Oriente, un vistazo al estado del espionaje en Irak y Afganistán principalmente, llenos de agentes dobles y extraños compañeros de viaje de la mano de Robert Fisk.
«El espionaje en Medio Oriente no tiene nada de romántico. De hecho, varios de los agentes de la CIA que murieron en Afganistán eran mercenarios a sueldo, mientras los matones Mujabarati, que trabajan tanto para Bin Zeid como para Balawsi, se usan de rutina contra los supuestos enemigos de Jordania, de la misma manera en que se torturaba habitualmente a hombres que luego eran entregados por la CIA en rendición a Ammán durante el gobierno de Bush.
El misterio, no obstante, no es tanto la existencia de dobles agentes en el aparato de seguridad estadunidense en Medio Oriente, sino de qué puede servir un infiltrado jordano en Afganistán. Pocos árabes hablan pasthu, dari o urdu; en cambio, son muchos más los afganos que hablan árabe. Esto sugiere que hay vínculos mucho más estrechos de lo que se cree entre la insurgencia antiestadunidense iraquí con base en Ammán y su equivalente en Afganistán.»