Portnoy escribe sobre un hecho decisivo en la vida de Samuel Beckett, un apuñalamiento callejero que recibió del proxeneta Robert Jules Prudent. Este dato ha sido revisado y reescrito infinidad de veces, en función de la biografía que se intente contar. 7 de enero de 1938, Beckett apuñalado.
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Tras su convalecencia en el Hospital Broussais de Paris, Beckett fue a entrevistarse con su agresor, Robert Jules Prudent. Cuando le preguntó porque le había apuñalado éste contestó:
“Je ne sais pas, monsieur. Je m’excuse”
Dicen que Beckett encontró a Prudent una persona amable y educada, más cretino que malicioso, y retiró los cargos. Israel denuncia esta adulteración de los hechos, este ajuste de la “realidad” a hechos literarios posteriores, como si el absurdo hubiese irrumpido violentamente en la vida de Beckett determinando su posterior obra. Israel asegura que Beckett conocía a Prudent antes del ataque.
La cuestión es que reinventamos los hechos, les damos quizás mayor importancia que la que tuvieron o unas dimensiones de las que carecieron. Queremos que la vida sea literaria, que se ajuste al guión de un narrador omnisciente.»