Sobre un hígado de piedra que los etruscos utilizaban como Manual para Adivinos, historia muy ilustrada de Iñaki.
«El asunto no es tan raro como puede parecer en un principio. Los Arúspice eran grandes maestros en el arte adivinatorio de leer entrañas y concretamente, el hígado, era para ellos el órgano principal del cuerpo y según su religión: “El hígado es una representación del orden cósmico”.
Por eso la inscripciones (escritas en idioma etrusco), son el nombre de 30 de sus dioses que representan las distintas divisiones que hacían del cielo y marcan distintas constelaciones, estrellas o planetas.»