Carlos Taibo advierte de que Nada será como antes tras la crisis, tal y como quieren hacernos creer los mensajes optimistas de los que la crearon. Hay demasiadas crisis enquistadas como para que no deje un rastro duradero.
«Semejante percepción ignora, claro, una de las consecuencias principales derivadas de la acumulación de crisis de orden dispar a la que asistimos. Y es que, junto a la crisis que hemos dado en etiquetar de financiera, hay, en la trastienda, otras mucho más graves. Una de ellas es, sin duda, el cambio climático que, cada vez más agudo y más fácil de percibir en sus diferentes manifestaciones, constituye una realidad que no parece llamada a tener efecto saludable alguno. Otra la configura el encarecimiento, inevitable en el medio y en el largo plazo, de la mayoría de las materias primas energéticas que empleamos. Y una tercera —por dejar las cosas ahí y esquivar una lista más larga— la proporciona el mantenido expolio de los recursos humanos y materiales de los países pobres, expolio en el que sigue asentándose buena parte de nuestra riqueza.»