En la pintura tradicional (me refiero a la enterior al siglo XX) la erótica, como casi todo, era hortodoxa: se desnudaba a quién se tenía que desnudar.
Laura Malosetti Costa explica cómo en la Argentina se creó una erótica más salvaje, más cercana, más excitante al escoger como modelos a las nativas, las criadas o a criollas.
Esa carne de las sirvientas: ” Construyeron un erotismo otro, problemático, diferente. Pienso en “El despertar de la criada” de Eduardo Sívori, en “Reposo” de Eduardo Schiaffino, en la “Venus criolla” de Emilio Centurión. Ninguno de esos cuerpos responde al canon de belleza y sensualidad triunfante en los salones europeos.”