Vicente Romero, sobre la búsqueda en Argentina de los niños robados durante la dictadura y entregados a familias afines al régimen, y un caso reciente que devuelve la esperanza a muchos: Argentina: la impunidad de los poderosos.
«Entretanto, el sector civil de la dictadura duerme tranquilo, sin que se investigue ni se pretenda castigar sus responsabilidades en el terror de Estado. Y no se trata solo de quienes se enriquecieron gracias a la despiadada política ultraliberal impuesta con las bayonetas, sino de cómplices directos en crímenes como el secuestro y la apropiación de niños, cuyos padres desaparecieron en los centros de detención del Ejército y la Armada, o entre las manos de la Policía. Así, entre el centenar de chicos localizados e identificados por las Abuelas de Plaza de Mayo hay de casi todo: niños a quienes se hizo creer que eran hijos de los asesinos de sus auténticos padres; bebés entregados a familias de oficiales; criaturas abandonadas en orfanatos y adoptadas de buena fe… Pero ni uno solo de los que presumiblemente fueron regalados o vendidos a las mujeres estériles o caprichosas de la poderosa oligarquía económica que respaldó al gobierno castrense.»