Yo yerro muy a menudo. También divago con frecuencia. Según Adolfo Ramírez Corona ambas acciones son recursos del pensamiento para mantener su actividad, de lo cual concluyo que el mío está activo en demasía, como un servidor de internet que nunca se apaga. Por lo tanto, hoy no pienso más:
Divagación y error: “La divagación si nos puede llevar al error. Un error, también, puede ser motivo para divagar. Pero un error nunca podrá llevarnos, necesariamente, a una divagación. Ésta última puede ser una opción adicional después del error, una decisión más o menos voluntaria del pensamiento, pero nunca una consecuencia intrínseca al error mismo.”