Listos para la polémica. Saben de la iniciativa del grupo socialista para desagraviar simbólicamente a los moriscos expulsados en los siglos XV y XVI de España por razones religiosas. Pues Mario Vargas Llosa dice que las revisiones del pasado deben quedar en manos de los historiadores y no de los gobiernos. La expulsión de los moriscos. El artículo sirve, cuando menos, para recordar algunos otros agravios históricos.
«La revisión crítica del pasado no es cometido del poder político, sino de historiadores y estudiosos que, situando las ocurrencias del ayer en su contexto debido, y estableciendo las jerarquías y prelaciones indispensables, nos proporcionan las informaciones necesarias para poder juzgar nuestro pasado y nos ayudan a discernir, con un mínimo de objetividad, lo condenable, lo excusable, lo inevitable y lo admirable de los hechos y personajes que lo conforman.
Este examen, para ser eficaz, debe ser individual, libre, independiente y plural. De más está recordar que en una sociedad abierta coexisten versiones e interpretaciones muy diversas del devenir histórico. Esa diversidad es la mejor manera de aproximarse y conseguir atrapar a esa escurridiza y protoplasmática materia que es la verdad histórica.
Desde luego que semejante aproximación no excluye la crítica; por el contrario, es la única que la hace a la vez posible y justa. En cambio, cuando la verdad histórica es monopolio del poder político, como ocurre en las sociedades totalitarias, aquella posibilidad de llegar a conocer la verdad se eclipsa y torna inalcanzable, pues la reemplazan las mentiras que el dictador y la pandilla gobernante imponen por razones de propaganda, para distraer o para autojustificar sus desafueros.»