La tribu Malaussènne es una extensa entrevista con el escritor francés Daniel Pennac, de la que a mí me interesa especialmente la última parte, que tiene como tema la educación, uno de los asuntos a los que está más ligado el que fuera maestro durante muchos años.
«Es parecida la manera en que ves la disciplina en el sistema educativo…
Toda cultura, toda pedagogía tiende para mí al hecho de guardar y controlar la fuerza para sí mismo. Pasa con los estudiantes que la distancia entre la pulsión y la realización de la pulsión es casi del todo anulada. De ahí la agresión. No hay reflexión, no hay un segundo para pensar en causas y consecuencias. Yo era un profesor exigente, no severo pero exigente. Les hacía aprender un texto por semana. Treinta y dos por año. Y al final del año, yo podía decir: “Ricardo, dime el número diecisiete”, y tenías que decírmelo. Lo hacía primero para mostrarles que podían hacerlo. Ellos decían: “Señor, no podemos. No tenemos tanta memoria” y yo les decía: “Me da igual, no es negociable”. Ahora, cuando algunos ya son abuelos y los encuentro en la calle, aún puedo decirles: “Ricardo, el texto doce”. Y ellos lo dicen. Mis alumnos llegaban al BAC, el examen final de su bachillerato, con una pequeña biblioteca en la cabeza, pensada para cubrir todo tipo de temas, de donde podían escoger dos o tres de acuerdo con el que les correspondía en la disertación, donde les exigen “recurrir a citas tomadas de su cultura personal”.»