Con motivo de la inauguración de una exposición del artista Jan Fabre en Bogotá, Liliana López Sorzano traza la trayectoria de este polemista que entiende el arte como una actividad multidisciplinar que se sustenta en la provocación. El enigmático Jan Fabre.
«Lo prohibido, la muerte, el sexo y la religión son conceptos que cobran vida tanto en sus primeras obras como en las más recientes.
Si hay algo que sea una constante en la obra de Fabre, eso es la provocación. “¿Cómo cuestionar a una sociedad aburrida de pensar, de preguntarse, sin chocarla?”, se pregunta el artista.
En sus inicios realizó dibujos en que experimentaba con insectos y trataba el primer momento de la metamorfosis. Los escarabajos, en especial, fueron motivo de su investigación, por su carácter místico. En el Egipto antiguo se les veneraba porque transformaban lo muerto en vida. Además, Fabre los considera grandes guerreros y como los primeros ‘computadores’ por ser de los seres más antiguos y tener una memoria histórica inscrita.»