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Pequeña teoría de la independencia

¿Qué significa independencia? ¿De qué depende? Y nosotros, ¿en qué medida somos independientes? Pero el caracter crítico de cualquier iniciativa cultural depende de su independencia, ¿no? José Luis Brea advierte, asegura, celebra que para ser independiente una iniciativa acaba siendo siempre una micro-iniciativa, libre de las presiones del mercado y de las instituciones, pero a la vez, alejada de la audiencia. La verdadera crítica, entonces, es minoritaria, e internet es donde se encuentra. Pequeña teoría de la independencia.
Roger Colom | 31/10/2002 | Artículos | Ciberconocimiento

Comentarios

  1. Cayetano
    2002-11-01 18:04 En general suelo ser muy respetuoso con las personas. Pero no estoy obligado a serlo con sus ideas, planteamientos, etc. mucho menos con sus acciones. Desde esta premisa, lo que plantean ciertos teóricos del arte y artistas es perfectamente válido si las consecuencias se asumen usando sus propios recursos. Para ser independiente lo primero que hay que tener es poder. O como acertadamente señala Adolfo Ramírez en El tiempo, el diablo y el dinero tiempo y recursos (no necesariamente dinero). De momento la Usenet es el ámbito en internet donde podemos hablar realmente de independencia. Tanto en lo técnico como en lo ideológico. Pero considero que el espacio donde operan estos teóricos y artistas afines no solo no es independiente, además perpetuan la idea de la especialización y lo que es peor los diferentes precios que tiene el tiempo de de cada persona. Curiosamente los que financian la independencia de estos y otros elementos (via impuestos o beneficios de empresa) son precisamente los que se consideran más baratos, más incultos o más embrutecidos. Las cosas no van a cambiar, de hecho no pueden hacerlo, es una cuestion de poder. Más reflexiones sobre esto en: es.humanidades.arte y en el Repositorio de mensajes. Es posible que yo esté equivocado, pero las consecuencias del posible error no la pagan otros, al menos con su tiempo de vida.
  2. Roger
    2002-11-01 18:53 El concepto de independencia es complicado. Y lo es porque parte de una premisa falsa, que uno puede desgajarse de su entorno hasta tal punto como para poder hacer lo que le dé la gana sin consecuencias, por lo menos, consecuencias negativas. El que parta de esa premisa falaz no quiere decir, sin embargo, que no tenga una enorme influencia sobre mucha gente cuando juzga su propio trabajo y el de los demás. Muchas veces cuando se dice independiente se quiere decir valiente, o suicida. En el léxico romántico (de izquierdas), independiente significa libre de las presiones de ciertos grupos; simultáneamente, las presiones de otros grupos son perfectamente asumidas como naturales, y hasta beneficiosas. También, ¿de qué independencia puede hablar un artista? ¿No trabaja para su sociedad? ¿No depende infinitamente de lo que han hecho otros antes para allanar el terreno que pisa? Me divierten los discursos sobre la independencia, pero prefiero saber de quien dependo, hasta donde puedo llegar, cual es mi campo de acción y en que medida puedo ampliarlo. Si conozco mis limitaciones y mis fuerzas, quizá pueda conseguir un cierto grado de libertad. Luego, claro, tendré que averiguar que hago con ella. No me gustaría que esto último se interpretara como un cinismo, o un realismo. Mi trabajo, el teatro, es necesariamente comunitario, político en todos los sentidos de la palabra. Y esas preguntas forman parte del trabajo diario.
  3. Cayetano
    2002-11-01 23:38 Estimado Roger, gracias por tu comentario. Solo apuntar que no me refería a tu apunte. Quizás algunas preguntas sirvan para aclarar mi posición, no hablo solo de independencia sino de imposición y dependencia. Lo que me vengo preguntando es lo siguiente: Si no estoy de acuerdo con un modelo o iniciativa cultural o gestión cultural o compra de obras de arte, etc. ¿Por qué tengo que pagarlos? o de otra manera: ¿Por qué tengo que dedicar tiempo a obtener beneficios para pagarlos? Y lo que señalo es que, en este caso, todo lo que gira en torno al proyecto de el aleph se alimenta de ese tiempo, como los premios nacionales de literatura, teatro, becas, museos y talleres o iniciativas diversas. Yo no les he pedido nada, es más no quiero nada del estado ni de los funcionarios, ni pretendo que me reconozcan o certifiquen como artista o lo que sea que certifican, para acceder a sus mercedes. No estoy en contra de las operaciones artísticas sino de que yo tenga que dedicarle tiempo, que necesito para mi. No soy artista, pero al menos quiero realizar mis propias operaciones, sin tener que soportar la vampirización, por un lado del mercado y por el otro del estado (que, a veces, parecen la misma cosa). Es la misma pregunta. Si no me gustan las guerras ¿por que tengo que financiarlas?. De éstas y otras cuestiones surgen algunas soluciones, una de ellas es la de convertirse en un mendigo con recursos. Los mendigos no interesan ni a los bancos ni al estado y tienen todo el tiempo del mundo. Eso que llaman arte es, en mi opinión, una herramienta no un fín en sí mismo, lo que reclamo es el derecho de disponer de tiempo para usarlas. Derecho que tienen todos y que han de ganarse a pulso. Y como Arte es Hacer en ello ando, pero sin darle mayor importancia.
  4. Roger
    2002-11-02 20:07 Hola Cayetano Creo que nuestras posiciones se parecen bastante. Me explico: a mí lo que me interesa de mi trabajo es la investigación, probar cosas, trabajar con las tradiciones en el contexto presente. En una palabra, ensayar. Las representaciones que hacemos no son más que una muestra de lo que estamos haciendo, aunque una muestra importante. El teatro es comunitario o no es. Pero nadie está obligado a venir. No te extrañe que si vienen tres o cuatro personas a verlo, les devolvamos el dinero de la entrada, y hagamos la representación igual, invitándolos a comentar en voz alta lo que quieran, repitiendo escenas, como en un ensayo, cambiando cosas, diciendo los parlamentos de manera distinta para cambiarles el sentido, y mil cosas más. Al fin y al cabo lo que cuenta es el diálogo; y la participación ha de ser activa pero voluntaria. El teatro, para nosotros, es encuentro. Y para ello ha de haber voluntad. No hay nada que atemorice más al poder, precisamente, que el derecho de reunión. Estoy de acuerdo contigo en que el arte es una herramienta. A nosotros nos sirve para entablar ese diálogo con quien quiera venir a hablar. Por otro lado, y casi cambiando el tema, el LdN es para mí una especie de teatro. Ponemos un comentario en escena, el artículo comentado es el contexto, y quien venga a añadir una idea o una aclaración no es público sino que pasa a ser actor. Eso es valioso. Gracias a diálogos como este, el proyecto cobra un interés distinto. Vamos, que es mucho más interesante ver lo que piensas tú que, para mí, ver lo que pienso yo. Aunque a veces me sorprendo pensando algo interesante, no ocurre muy a menudo.

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