Luis Suñén reivindica la figura de Haydn (estamos en el año Haydn, hace 200 que se murió) censurando la constante comparación con Mozart y separándolo de su órbita, al tiempo que comenta un libro recién publicado sobre el músico austriaco: Haydn el progresivo.

«Pero la posteridad le hizo pagar a éste su éxito, lo trivializó poniéndole subtítulos absurdos a sus sinfonías —La gallina, El oso, El reloj— e hizo de él una suerte de satélite de la fama mozartiana. Pero, poco a poco, sin desvestir a un santo para vestir a otro, el tiempo ha ido colocando en su sitio al genio que vivió del poder de los príncipes de Esterházy hasta que el empresario Salomon se lo llevó a Londres sabiendo que los dos ganarían un buen dinero con ese viaje. Pero lo que nos importa ahora de este segundo centenario del autor de La creación es que su figura ha suscitado un magnífico libro escrito en España.»