El profesor Germán Belda es el autor de la bitácora Grafostudium, dedicada a la Grafología, que es lo suyo. En sus últimas entradas reproduce dos artículos inquietantes sobre el mismo tema: Con buena letra (La Vanguardia) y Adiós a la buena letra (El País).
«Escribimos mucho menos de lo que deberíamos; en los colegios, por comodidad, se pide a los niños desde muy pequeños que hagan sus trabajos con ordenador, con lo cual se está frustrando un aprendizaje de la escritura; además, se hace hincapié en el modelo tipográfico, en la letra de imprenta, y esas letras sueltas, sin enlazar entre sí, fomentan la intuición pero no el razonamiento, y crean problemas de constancia y de regularidad en las tareas»
«En 1948 Pedro Salinas publicó El defensor, un libro hoy clásico en el que reivindicaba, entre otras disciplinas en peligro de extinción, “la carta misiva y la correspondencia epistolar”. Allí defiende la escritura manuscrita frente a “lo escrito mecánicamente” porque, dice, lo segundo es imposible de relacionar con el modo de ser del que escribe: “Cada cual tiene su letra, la suya, cuando escribe a mano; en la mecanografía ninguno la tiene, todas son de prestado“»