Elvira Lindo se abandona a la contemplación de las mujeres desnudas que le acompañan en los vestuarios del gimnasio que frecuenta, en un texto hermoso, sensual y desprejuiciado. Mujeres desnudas. Lo vio primero Francisco Naranjo.
«Hay otra negra en el espejo contiguo, tiene una toalla enrollada en el pelo como si fuera un turbante, no sé si es consciente de que es una diosa, pero se comporta como tal. Se pinta los labios de rojo y sonríe al espejo para limpiarse el carmín que le ha manchado en los dientes. Tiene cuarenta y tantos, es michelleobamesca: posee una fortaleza que le permitiría hacer cualquier trabajo manual sin perder su majestad. En el marrón acanelado de su piel está escrito algo fundamental de su genética, un antepasado suyo fue blanco. Se trata del gran tabú americano: los blancos y los negros están mucho más mezclados de lo que pueda parecer a primera vista. Esa mezcla encierra un pasado de violaciones y abusos, algo que avergüenza a los blancos y tortura a los negros; también de apasionadas historias de amor, algo que avergüenza a los negros.»
2009-11-17 23:31
Excelente!